Con preocupación hace algunos días se daba a conocer que durante los momentos más duros de la emergencia sanitaria que vivió el mundo y el Ecuador por la pandemia del COVID 19, en la provincia de Tungurahua se habían registrado 300 casos de niñas de entre 10 a 17 años de edad que dieron a luz, según los datos del colectivo Ana de Peralta.
Al estar todos encerrados en las casas por el confinamiento que se dispuso por parte de las autoridades para evitar el contagio del virus, no se encuentra otra explicación de que las menores de edad no tuvieron más contacto que con sus parientes cercanos, que eso hace suponer que fueron víctimas de violación, violación por incesto y estupro.
Pero además de aquello, la ex viceprefecta de Tungurahua, Saida Haig, advierte que cuando se hizo el trabajo para determinar la desnutrición infantil en la provincia, se toparon con que 380 mujeres desde los 13 a los 19 años de edad estuvieron en estado de gestación.
Son dos aspectos que debe llamar profundamente la atención de todos, no solo de las autoridades de Salud o Educación, sino de la sociedad en su conjunto, porque por las cifras se puede advertir que algún eslabón de la comunidad está fallando.
Si bien es cierto que se advierte que se realizan talleres o se brindan charlas a los estudiantes para que conozcan de sexualidad, además para que no callen cuando son víctimas de agresiones sexuales, pero debe haber el total interés de las madres y los padres de familia por preocuparse por este y otros temas para brindar seguridad a sus hijos.
Además de que los talleres y charlas deben ser permanentes, es importante que las madres y padres de familia dejemos de lado la desidia, la indiferencia, el quemeimportismo o desinterés por estos temas, porque en ocasiones “las ocupaciones” son el justificativo para no involucrarse o no asistir a estos llamados.
También, además de los talleres y charlas que se brinden a través de los Departamentos de Consejería Estudiantil (DECE) en las unidades educativas, no solo con relación al tema de la sexualidad, es importante que se retome de urgencia los diálogos en las familias sobre este y otros aspectos que hoy en día tienen que ser abordados con total libertad con los hijos.
Las cosas deben cambiar para que las cifras no vayan en aumento en la provincia de Tungurahua, eso de los datos que se conocen, porque con seguridad como sucede con otro tipo de delitos o agresiones, habrá quienes no lo hagan conocer o no denuncien por el temor a las acostumbradas represalias, o como se advierte porque en algunos sectores estos hechos se los asume como algo normal.